Resulta que ahora mi tormenta no quiere tus truenos.

Resulta que ahora mi tormenta no quiere tus truenos.

martes, 8 de junio de 2010

Dejo que la bata de seda cayera desde sus hombros, y la tela blanca se deslizó hasta formar un charco de pliegues de acordeón a sus pies.
Su cuerpo desnudo se convirtio en un derroche de color, bañado por el rótulo de neón que coronaba el patio del tejado. La luz se derramaba sobre su piel y pintaba psicodélicos graffiti encima de las urnas, las fuentes y las palmeras que adoraban el jardin de estilo mallorquí.

Se sintió atraida por el agua azul y luminosa de la piscina. Se habñia duchado despues de su actuación, pero aún sentia el calor del baile y el anhelo del impacto fresco del agua. Sin nada más que sus alos tacones, se deslizó por encima del marmol y rodeó el borde de la piscina. Un viento tibio y arenososopló sobre su cuerpo. Tras quitarse los zapatos de aguja y dar un paso por el trampolin, se sumergió en el agua con la gracia de una sirena, y luego nado de costado y sin prisas a la parte poco profunda.
Al ponerse en pie, el agua chorreó sus pechos.

Un fuerte chapuzón la subresaltó. Con el corazón palpitante, se volvió para ver una forma lechosa que avanzaba hacia ella debajo del agua. Quedó paralizada por el miedo, pero después se relajo, sonriendo: él había llegado rápido para sorprenderla. Sintió una oleada de deseo ante la expectativa de hacer el amor con él en la piscina.

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