Resulta que ahora mi tormenta no quiere tus truenos.

Resulta que ahora mi tormenta no quiere tus truenos.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Hacía sol en París.

¿No dices que me has echado de menos? Pues cómeme, hombre, cómeme, que te sobran las ganas de comerme.
Como me cuesta mirarlo. Recuerdo el dedo de la puerta. Su "no te folles a un francés". Como me pone su "no te folles a un francés", ¿será tonto?¿Y yo?
No me invita a comer, no lo hace, no. No sé a que juega pero lo voy a comprobar ahora mismo. Que hartita me tiene.
Hoy viste camisa blanca. Elegante: Ya no lleva el colgante de mochilero poruqe se lo dejó en mi habitación. Me lo colgó a mí.
-¿A ver que tal te queda?- me dijo.
La verdad es que sí he pensado en él mientras estaba en Lanzarote. Sólo había que ver mis gestos de asco para saber que estaba acordándome de él porque, aunque reconozco que me hace cierto tilín, los hombres casados me provocan arcadas.
Ya está, comprobado. Está loco por mi. he ido a su despacho con los andares de alguien que también tiene un despacho. No me habla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario