- Si quieres irte a la cama conmigo, ¿por qué no me lo dices monada?
- No quiero hablar de ello, quiero hacerlo.
Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tratas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ries
(tú risa es como una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
<< Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno >>